martes, 20 de febrero de 2018

A la misma velocidad, nos encontraríamos en el medio

La chinkana es la palabra en quechua para designar un túnel. Se dice que durante el Imperio Inca, en Bolivia y Perú, con la llegada de los españoles, escondieron ahí todo su oro para que los invasores no pudieran encontrarlo. Nadie ha podido entrar en ese túneles y las historias cuentan que quienes lo hacen, salen locos, o como si el tiempo hubiese hecho estragos en ellos. Se dice también que fueron creados como lugares de castigo, como laberintos y como sitios para perderse.
La novela de Bob Chow “Todos contra todos y cada uno contra sí mismo”, transcurre en un futuro cercano en Samaipata, Bolivia. Martin Orlog, programador, desciende a la chinkana, metro a metro. En su misteriosa reaparición, tras nueve días de estar desaparecido, le dice a la responsable de recursos humanos “-¿La chinkana? Estuve dentro solo unas horas… Es… hermosa, absolutamente hermosa”.




 Las historias de túneles son atrapantes: están los túneles o accesos que conectarían con el centro de la tierra, donde vivirían los Erks, seres gigantescos pero buena onda. Uno de los accesos a la tierra hueca estaría en el Uritorco, y conectaría de alguna manera con los túneles Cuzqueños y así se cubrirían grandes extensiones intraterrestres/trasnacionales.
 Paraná también tiene sus túneles que conectan el centro de la ciudad, con la escuela, la catedral, y el río. Los niños dicen haber visto “enanitos” trabajando en una de sus salidas por el puente blanco que rodea la parte de atrás del cementerio.
 Existen también historias de túneles donde se aloja el diablo, un diablo que cumple deseos que mejoran nuestras destrezas artísticas, a precio de desdichas y tardíos lamentos.
 Hay también túneles pequeños, como el túnel que conecta por debajo las tribunas del club, donde los chicos se juntan a fumar, a mirar revistas y sacarse fotos.
 El túnel es un atajo, un espacio a transitar, lugar de dislocación, un desdoblamiento espacial y temporal. Al salir, el aquí y ahora puede ser diferente a lo que teníamos en mente.
 La muestra se nos presenta como esto último, teñido de todo lo anterior, un lugar de historias que nos anteceden y que a la vez construimos desde nuestros propios fantasmas, miedos e incertidumbres.
 El museo es una caverna y la muestra un túnel. ¿O será al revés?
 Luciana Berneri me cuenta de los trenes que atraviesan las ciudades de donde son los artistas que participan de la muestra, y pienso en el desplazamiento, en las fotos en la oscuridad, en lugares a los que tal vez nunca vamos a volver. Me pregunto en este túnel ¿las fotos serán con o sin flash? ¿Coincidirá nuestro recuerdo con lo que vemos, y a la vez no modificará esto que vemos a nuestros recuerdos?
 ¿Un túnel/ muestra con aberturas/salidas/ entradas arbitrarias, flashes en la oscuridad, sino, como unir ciudades tan disimiles como Córdoba, Esperanza, Gualeguaychú, Rafaela, Reconquista Río Tercero, Rosario y Villa Carlos Paz?.



 El túnel, en el marco de la muestra, es el lugar donde se ponen en juego las tensiones acerca de qué entendemos por arte en las provincias, en las ciudades del interior de la región centro del país, se ponen en juego las escenas locales, como se construye un público, las potencialidades y limitaciones, las relaciones de centros y periferias.
Moverse del lugar propio es siempre un desafío. Quién entra o sale de un túnel da cuenta de la existencia del túnel, una evidencia física y oral de ese recorrido. Hay un fragmento de una canción de Salvador Bachiller que dice “destruyamos la mitología del dolor, porque alguien que sufre no siempre crece y se fortalece”. Entrar y salir de un lugar no siempre es gratuito, no siempre se sale ileso y triunfante. El tema es, qué hacer luego con eso, un túnel que nos llama, nos dice, “por aquí, es por aquí”.

Museo Municipal de Artes Visuales “Sor Josefa Díaz y Clucellas” . Santa Fe

-Sobre la muestra:   “Entré en el túnel y saqué un par de fotos” curaduría Luciana Berneri.  Expositores - Alberto Bonus (Gualeguaychú), Héctor Borla (Esperanza), Martin Carrizo (Río Tercero), Sofía Desuque (Rafaela), Nadia Drubich (Esperanza),  Toti Ds(Santa Fe), Fede Gloriani (Rosario), Nina Kovensky (Córdoba), Florencia Laorden (Rafaela), Mimi Laquidara (Rosario), Lali Martinez Spaggiari (Santa Fe), Mallku Elorrieta Melogno (Villa Carlos Paz), Silvina Menendez (Santa Fe), David Nahon (Rosario), Julio Pagano (Reconquista), Ana María Pizarro (Santa Fe), Jair Jesús Toledo (Córdoba) y Agustina Triquell (Córdoba).

viernes, 2 de febrero de 2018

Cosas que no había dejado aquí


Imagen uno: Yo volviendo apurado de Santa Fe después de ver una muestra, subiendo a la moto en Paraná, yendo a una farmacia para comprar ibuprofeno pediátrico 2mgr. El farmacéutico nos atiende por una ventanita desde la puerta, delante de mí, un chico compra preservativos y crema de enjuague y se sube al taxi que lo está esperando.


Imagen dos: Encuentro en el río musical es, creo, el último videoclip de Virus. El paisaje es Futurístico/ Lunático/ Tropical/ Azulino. Federico, según cuenta Marcelo Moura, escribió esta canción ya pensando en su final: “El río musical, bañando tu atención, genero un lugar, para encontrarnos”.

Imagen tres: Es el año 2014 y veo una obra de una bailarina postnuclear con unos cocos y ananás en la cabeza haciendo equilibrio en un muelle, impresa en grises sobre una mesa.

La muestra que estaba visitando en Santa Fe era ‘Diferido’ de Fede Salvarredy, que hacia un montón que no lo veía y me acompañó a recorrerla y luego, con unas cervezas.

La palabra diferido me encanta, pienso que el lugar para encontrarnos son las imágenes, le damos con el dedito para arriba y para abajo al celu, tirando corazones, likes, caritas felices y enojadas. Se cansan los ojos volviendo de madrugada revisando, viendo en el mismísimo momento, pero en diferido, vacaciones de otros, salidas nocturnas, encuentros, hallazgos, hacer de nuestra rutina algo más que una rutina.


El  tiempo que transcurre y el tiempo que transcurre por segunda vez, esta vez en un espacio compartido.


Reivindicación del surrealismo en un conjunto: La convivencia de una mano enguantada de terciopelo verde  apuntando al cielo nocturno con una banana, junto al tejido diurno de alambrados con un auto viejo, medio verde, detrás estacionado.


Imagen cuatro: Visité la muestra el 7 de enero, escribo esto un día 23, la muestra cierra el 31. Cuando alguien lea este texto tal vez la muestra ya no esté ahí.