Una vez de
visita hace unos años en la casa de mi amigo Fede encontré en su mesa de luz un
libro de Murakami llamado De que hablo cuando hablo de correr, yo esperé a que
se fuera y lo agarré para chusmearlo, me daba verguenza, como estoy gordis que
dijera que hace este loco agarrando justo ese libro, bah siempre nos matamos de
risa de mi dieta porteña ( patynesas y coca cola) pero bueh jjj. Mi amigo salía
a correr todos los días un rato, todavía no se había puesto de moda
como ahora el running ( pero creo que ahora al running lo esta reemplazando el
crosffit o algo asi). Luego de callado me lo compre y estaba muy bueno, hablaba
sobre la respiración, sobre los corredores "de fondo", sobre como fué
ganando kilometros, etc. es más, un fragmento lo leíamos en el Pariente taller,
leiamos ese fragmento, otro de Thoreau, y otro de Whitman. una hermosa
combinación.
Luego me lo baje en pdf y se lo terminé
vendiendo a mi amiga Carla.
Paso el tiempo, o en paralelo cada tanto
aparecen esas imágenes de hazañas de
corredores que sus compañeros los llevan en andas a cruzar la meta, hay una de
Jim Peters, todo debilucho, que se cae y se levanta, y se te hace un nudo en el
estomago.
O de la mujer que corría entre hombres en Boston y qe se anotó solo con
sus iniciales, aparece un botonazo a querer sacarla, y el novio de la chica que
era grandoton lo saca a los hombrazos.
Yo a todo
esto sigo sin correr una cuadra, soy de los que salen a caminar y esperan a
alguna cuadra donde no hay nadie a trotar un poco. Mi amigo Rodrigo, que estaba
con sobre peso también hacia lo mismo.
La Hernandarias-Paraná es la maratón de aguas
abiertas más larga del mundo, pero dejo de hacerse por falta de presupuesto.
Me acuerdo
de la vez que en una Hernandarias-Paraná los dos nadadores llegaron juntos, no
se si era Diego
Degano, Christof Wandrafsch, Atila Molnar, se dieron la mano y cruzaron la meta., fue
conmovedor, a mi me daba el agua hasta la cintura, estaba todo el mundo sudado
y el barro de abajo un poco me daba asco, pero la imagen prevaleció a esa
sensación.
El año pasado mi amigo Lisandro que siempre me
regala libros piolas, me regalo uno de Echenoz de cuentos, cuentos breves muy
raros, que los leí de un tirón pero me quedó el nombre del autor dando vueltas.
Así a los pocos meses estando de viaje y con los
juegos olímpicos en los canales, estaba justo la maratón, yo estaba haciendo
tiempo donde me hospedaba y no quería salir a la calle así que me compre unas
empanadas una lata y me colgué. Bonadeo hablaba al pedo pero le pone pasión, y
conto de un tal Emil Zatopek, ok ok, pero de pronto tiró este libro Correr y me
acorde de su autor.
El lunes volví a la biblioteca y no tenía ni idea
que sacar. Justo estaba Manuel decíamos que hay tanto que no sabemos por donde
arrancar, la mesa de novedades no me convencía así que me fui a los anaqueles a
la letra E y me lo traje.