sábado, 19 de diciembre de 2015

Un revólver bajo el sombrero



Una vez de jóven fui a la despensa/bar de calle La Paz a media cuadra de la peatonal, había un señor sentado en la mesa en diagonal, que bajo el sombrero que estaba apoyado en la mesa tenía un revolver viejo que no se si andaba. Nunca había visto ese objeto con tanta naturalidad pero a la vez, con una obsecindad extrema. El señor no era del tipo violento sino borrachin, lo que le hacia las reglas de juego y su semblante un poco difusos, pero llevar un revolver bajo el sombrero y enseñarlo cada tanto le produciría algún tipo de satisfacción, y para quienes lo veíamos, también había un cierto morbo. Luego ese bar cerró y quedó como despensa, y luego cambió de dueño y abrió la inigualable Librería y Galería Correveidile, tal vez el ultimo de los espacios independientes del arco temporal que fueron los dosmil en la ciudad del que tuve el placer de participar y que me animó a mandarme hoy en día con Providencia.