viernes, 23 de mayo de 2014

Samantha F.




Samantha F. te entiendo desde siempre, pero yo no llegué a ser como vos. Me contuve por mi altura y porque en la escuela me enseñaron a dar la otra mejilla cuando me dijeron cosas y me hicieron notar las diferencias, como a vos, por algo relacionado a vivir en comunidad por el que diste tus primeros golpes.

Dios del trueno protégenos, y protege a esta mujer desnuda que camina, concédele tu abrigo teje con tus manos un pullover enorme para cubrirle el pecho y a sus hijos que son mis hijos y tuyos también. Y llénale el vaso medio vacío, no te pido que le alivianes el camino solo dale el don de transitar el tiempo.

Mi padre hizo también lo posible y como el tuyo se hundió en el silencio y en su silla. Riega las flores del canasto por él arrancado.

Samantha F. no niegues que alguna vez te dieron vuelta la cara por tu forma de vestir y por decir en voz alta cosas que nadie mas diría. Yo jugaba a imitarte, pegué sobre tu foto, una foto con mi cara ampliada con fotocopias hasta hacerlas coincidir y simular un beso. 

Vos también sobrevaluaste el progreso y el sistema y al gobierno y en eso perdiste tu propia voz, y entonces tu voz se disolvió y cuando se disuelve la voz se disuelve el cuerpo y sin cuerpo no queda ni siquiera nada.
Creciste con gente que te decía que seas fuerte y que la mujer nueva es fuerte y a respetar el ayuno y a no comer carne y a los beneficios del cuerpo.   

Por eso no dijiste nada cuando escuchaste el ruido en la ventana y apagaste la linterna porque te dijeron que era mejor no meterse ni con uno mismo, y nadie mas en la casa lo escuchó, como las medias, los discos, las sombras y lo que creías que era tu mundo desvanecía. 

Porque fuiste fuerte, te dijeron, y ahora te tiembla una pierna cuando entra viento por la ventana, y pegaste con cintas las cortinas y escribiste con cinta tu nombre en los espejos, porque todo fue un sueño Morfeo. 
Yo quisiera creer que fue un sueño Morfeo y estaría bueno que lo respetes.

Y así cada una de nuestras acciones se replican como en un consorcio simétrico y ahora en ambas casas hay un rifle y una caja de fotos arriba del ropero, y un hueco que nos lleva de una pieza a la otra en la que jugabas con tus hermanos a que había un bombardeo y que lo único que quedaba era una radio con onda corta para comunicarse con los sobrevivientes.

Ayer fuimos a la fábrica abandonada en la que trabaja tu padre de operario en el turno noche. Vos le llevabas la vianda en bicicleta ¿te acuerdas? ¿y te acuerdas que mamá está terminando esos buzos gemelos que le pedí con nuestros rostros en cada uno para que estemos siempre cerca al menos en los reflejos de las vidrieras?  y si no te acuerdas, no hay problema, porque la memoria está sobrevalorada y te dijeron se fuerte y de buen corazón

¿a dónde ibas tan rápido? Y por qué no, si la velocidad no es lo opuesto a nada, es un síntoma Samantha. Por eso desde ese día sellaste tu puerta y no invitaste mas a nadie ni a tus amigos, ni a tus vecinos ni a ahijados, ningún enterado que viniera a contarte que supo  no sé cómo. Porque una casa vacía es mejor que no tener casa pero un corazón vacío no es preferible a no tener corazón, porque el corazón se enfría y deja de latir, pero tu casa aunque ya vacía, seguirá latiendo.

Pero así y todo con corazón no es suficiente. Mejor es adoptar posturas, hacer las cosas de manera práctica. Sos una persona práctica te dijeron, y ser práctico está sobrevalorado, y sonreír está sobrevalorado.

Un pájaro se posa en el dintel y no, no sos una persona práctica, sólo es que tuviste que aprender a la fuerza y adquiriste ciertas manías y tener manías no está bien visto.

Fuimos como esos mineros. Decidimos llegar hasta el final antes que rendirnos a riesgo de en eso, perder lo poco o mucho que tuvimos.