miércoles, 26 de marzo de 2014

Al niño que todos llevamos dentro




Vos ibas en motocicleta, y sabías que no se podía llevar niños en motocicleta, por eso no tuviste niños, pero sí llevaste al niño que todos llevamos dentro en la motocicleta y a ese niño que llevas dentro le gustaba la velocidad y vos, sabiendo que ese niño en ese momento se encontraba durmiendo, decidiste despertarlo  y recodarle que era él quién amaba la velocidad.

Y ahí vas dejando cosas pendientes con la semana perdida, alivianando tu mochila, estirando el tiempo, acelerando en una carrera contra ti mismo, pero no reaccionaste a tiempo, no tu no te diste cuenta, sí tu niño que te dijo -tú también estuviste adentro y no querrás volver y no desaceleres-, y respetuoso de sus palabras y para por ultima vez serle fiel y escucharlo después de tanto años de ausencia, no te detuviste o, si lo hiciste, no fue lo suficientemente a tiempo cuando sonó la sirena.

Y la sirena desató las piezas de un dominó contenido y una a una se fueron derrumbando y cayendo, una a una sobre tu cabeza, y caen y a tu alrededor ya hay otros niños que otros llevan dentro. Pero aquellos niños no son como el tuyo, a ellos sí les gusta lo lento y lentamente sucede la primera descarga de sus martillos y sus golpes lentos hacen coincidir el sonido con la luz y la luz de la moto ya no ilumina al niño que tu llevas dentro.

Y tu cuero y tu cuero y tu cuerpo y los niños que ellos llevan dentro ya cansados de ese juego le sonríen al niño que tú llevas dentro y le dicen que tenga paciencia que a ti solo te gustaba la velocidad, pero como niño desconocías el mundo de las consecuencias. Y que vuelva a dormir que afuera ya todo termina y que tenga paciencia que ya todo se termina.

jueves, 13 de marzo de 2014

jueves, 6 de marzo de 2014

Que los misteriosos hilos del azar se tejan para mi bien




"San Cono, haz que la suerte me beneficie, que los misteriosos hilos del azar se tejan para mi bien, que con mi jugada alcance los medios materiales que necesito para realizar mis sueños. Gracias San Cono por darme tu bendición y regalarme la alegría de alcanzar lo que deseo." decía un quinielero, y pensó y si en vez de poner las rejas las pongo por dentro? y así fue como los quinieleros inauguraron un nuevo estilo de enrejado "de interior" que luego se propagó a farmacias, almacenes de barrio y rapipagos.

Pues bien, mientras suena El quinielero de Gardel en la portátil, que pasaría si al quinielero se le diera por la poesía? pues escribiría un libro maravilloso como “En una nave comandada por Enrique unos pocos hombres abandonamos la Tierra” un libro hecho de rumores, chusmerios, y datos precisos, como si hubiese sido recolectado de apuntes en servilletas, mensajes de textos, wikipedias y viajes de ciencia ficción.

Una historia de hombres que no quieren estar solos en un distópico mundo que de a poquito se va a pique. Vale decir que Enrique, que según él es inmortal, es un extraterrestre lo que vendría a ser que Enrique no se esta yendo del planeta sino tal vez yendo al lugar del que alguna vez vino. 

La historia que se relata transcurre en las extensas tierras patagónicas comenzando en 1879 con Julio Argentino Roca y sus hombres vadeando el Río Colorado, pasando por  Néstor Kirchner prolongándose hasta lo que sucederá en setenta millones de años. 

El abandono de Enrique, que bueno la palabra “abandono” de título de un libro, me hizo acordar eso de que no nos bañamos dos veces en las mismas aguas, era asi? bueno, ahí esta nuestro quinielero para hacernos reflexionar sobre eso.

PD: releo el libro y confirmo que en el mismo no se menciona ningún quinielero, caso contrario háganmelo saber.

 

domingo, 2 de marzo de 2014

Estimado señor Faulkner


A William Faulkner, 24 de enero de 1957
Estimado señor Faulkner:
En otoño de 1947, tras una serie de audiencias del Comité de Actividades Antiamericanas, se estableció una lista negra en la industria cinematográfica americana. Durante los tres años siguientes, más de trescientos escritores, directores, actores, músicos, artistas y técnicos han sido apartados de su profesión y se les ha negado un pasaporte que les hubiera permitido trabajar en otros países.
Los que continúan en la industria trabajan bajo vigilancia de grupos privados de presión, de un representante permanente del comité en Hollywood, y con un sistema de permisos que certifica que son artistas americanos y patriotas. La lista negra, que una vez se creyó que sería el reflejo temporal de unos tiempos turbulentos, se ha institucionalizado. Las películas, vigiladas y censuradas por la autoridad federal, se han convertido en arte oficial.
Usted, como escritor americano cuyo trabajo ha sido trasladado a la pantalla (tal vez por alguna de las personas en cuyo nombre le hago llegar esta petición), ¿me enviaría una declaración de condena de la lista negra de Hollywood? ¿Me permitiría difundir esa declaración en la prensa si me pareciera que encaja en un nuevo esfuerzo por destruir este odioso negocio antes de que nos ahogue a todos juntos?
Atentamente,
Dalton Trumbo.

-- La misma carta se envió a A. B. Guthrie, Ernest Hemingway, W
illiam Saroyan, John Steinbeck, Thorton Wilder y Tennessee Williams. Trumbo no recibió ni una sola respuesta