miércoles, 16 de septiembre de 2009

Gloria Montoya obra gráfica, obra poética


Una curaduría implica un movimiento, poner a funcionar obras entre sí, intermediar entre un público (siempre cambiante y desconocido) y una obra; una curaduría es una selección, un recorte y a la vez una toma de partido ética (y estética) sobre ese objeto-conjunto expositivo. Es también trabajar sobre un existente, generar pensamiento y reflexión, proponer espacios de visibilidad para una obra, contextualizar y de algún modo proponer una instancia pedagógica para ese guión. Claro está que esas son las intenciones, pero qué sucede cuando el conjunto de obras en este caso de Gloria Montoya (1935-1996), querida artista de nuestra región, abarca cerca de 40 años de nuestra historia reciente y cuyo proceso de investigación desde una perspectiva contemporánea todavía no está cerrado si no mas bien en constante lectura y relectura?

Nos propusimos entonces comenzar desde sus aristas, desde sus zonas aún poco conocidas, obras-espacios de dudas e interrogantes, a explorar, a reconocer, y a disfrutar. Emergentes de una basta obra a descubrir.

Abrir una puerta para acercarnos a una obra.

El conjunto de seis obras que se expone en esta oportunidad corresponde a piezas en la técnica de aguafuerte del año 1972. La exposición nace a partir de un relevamiento de la producción de la artista paranaense dirigido por Gloria Daneri, mediante el cual se hallaron las placas originales de estas obras. A través de un trabajo en conjunto con el Taller de grabado de la FHAyCS de la UADER coordinado por Guillermo Hennekens, se realizó una edición seriada y certificada del trabajo que se presenta en esta ocasión. Las obras estarán acompañadas de una selección de poemas de Montoya extraídos de su poemario TIERRA AMERICA que guardan estrecha relación con los grabados y se impregnan de un mismo espíritu.

La que compartimos ahora es una obra compleja, en la que la artista nos trasmite una iconografía propia, personajes y seres que surgen de sombras, soles nocturnos, cuerpos caminantes, y sobre todo rostros, líneas horizontales y grandes manchas negras, expresiones y gestos de un instante, un instante de silencio, el grabado como una incisión, como una elección material y una marca indeleble para la construcción de un relato en el que la artista desde la distancia nos hace partícipes y continuadores de una experiencia.